miércoles, 17 de diciembre de 2008

Kantos Rúnicos

Parte I Kanto III
***
Sang Real
*
Más allá de los tormentosos e indiferentes cielos
estableciste tu morada
en un campo de estrellas,
donde la Espada anhela
descubrir un Arco,
donde a Ella unimos
nuestros Kantos Rúnicos.
*
Parte II Kanto a Ella
***
(Petición Rúnica Atthala por parte de un Siddha Angelus)
*
Concédele el descanso del Guerrero
por encima de nuestros Kantos,
por encima de los Himnos.
¡Qué las Grandes Eras
converjan en un día,
y que halle él refugio
en el más profundo Origen!
Y haz, Bella Kâlibur,
Veneno para purificar nuestra Sangre
que el último resplandor de sus ojos
se pose en lugar seguro y sagrado,
por encima de palabras
y de la prestada tierra,
mientras nosotros,
Tus Siddhas Angelus,
Kontamos en un Kanto Rúnico
de nuevo las Eras...

Vox Siddha

Cada palabra de la Sonora Voz llega al cerebro humano, despertando un Eco inex-tinguible, resonante con todos los ecos de todas las palabras. Son como escaleras interminables de sucesos, cual son "peldaño". Circuitos pragmáticos. Frecuencias Concretas que no pueden desprenderse, son concebidas como Unidad y se expanden dentro del Ser.
La Vox Siddha escuchada tal cual, es la única voz que un humano debe escuchar en toda su vida mortal. El Translator de la Vox se halla potencialmente en el Centro de todos los Espíritus Increados Absolutos Libres, como la corriente eléctrica que luce en un punto del circuito, y está presente en todos.... En un punto determinado del Centro, y con la VOX del Sol Negro alrededor suyo formando un Círculo.

viernes, 23 de mayo de 2008

Siddhas: La aventura de los primeros inmortales de la Jerarquía Blanca


Hace más de 10.000 años, en la India...
Hace mucho tiempo, cuando la Tierra tenía otra fisonomía, los primeros inmortales de la India, los siddhas, diseñaron una ciencia, el kriya yoga, y un método para permanecer eternamente jóvenes: el Kaya Kalpa o arte del rejuvenecimiento. Estos maestros irrepetibles, pertenecientes a la mítica Lemuria, encarnaron un viejo sueño de la humanidad –la superación de la muerte- que para ellos se convirtió en realidad.
Los textos hindúes conocidos como Shiva Puranas afirman que desde tiempos inmemoriales el señor Shiva, la deidad suprema de todos los yoguis, permanece meditando en la cúspide del monte Kailas (Tíbet). Él es el padre de los siddhas, el origen de un linaje que comienza hace millones de años con la iniciación de la esposa de Shiva, Shakti, en los misterios del kriya kundalini pranayama o “ciencia de la maestría en la respiración”. La leyenda de los poderosos siddhas comenzó así del modo más sencillo: respirando.
Con el paso del tiempo Shiva habría de trasmitir su arte a los yoguis Agastyar, Nandi Devar y Thirumular, quienes a su vez iniciarían a otros más, hasta completar el número de dieciocho. Porque según las tradiciones tamiles del sur de la India, 18 fueron las personas que lograron la perfección de sus cinco cuerpos: espiritual, intelectual, mental, vital y físico. En última instancia, la ciencia dominada por estos yoga siddhas o maestros perfectos no era otra que la llamada Kaya Kalpa o ciencia del rejuvenecimiento físico, en la que se utilizaban, además de la respiración, los preparados de hierbas y sales minerales.
Ellos fueron los primeros en la historia de la humanidad dispuestos a retar a la muerte, y, presumiblemente, también los únicos que la vencieron.
El paradigma inmortalista
La filosofía inmortalista de los dieciocho siddhas no sólo ha producido grandes logros individuales, sino que ha alimentado la cultura tamil de la India meridional durante milenios. Hoy, en nuestro mundo desgarrado, cobra especial importancia prestar atención a las propuestas de estos hombres, que coincidían con Babaji –uno de los inmortales, tal vez el más activo en nuestros días- en afirmar: “Todos los países son mi patria, todas las razas mi familia, unidad en la diversidad”.
Lo cierto es que aunque los siddhas pertenecen al pasado, su presencia sigue viva. Hace más de medio siglo, la teósofa Annie Besant, en su libro Los Maestros, afirmaba que ellos “contribuyen al progreso del mundo de innumerables maneras. Desde la esfera más alta derraman luz y vida...”. No sería extraño que lo hicieran, ya que mientras permanecieron en el mundo como mortales los siddhas jamás le dieron la espalda; por el contrario, trabajaron anónimamente para su evolución, realizando importantes aportaciones en medicina, gramática, filosofía o alquimia.
El paradigma mortalista, en el que nos hallamos inmersos, fue superado por hombres de hace diez mil años, criaturas cuya odisea no tiene parangón. Tras experimentar la unión (yoga) con Dios y habiendo alcanzado la Realidad Última en el plano espiritual, los siddhas protagonizaron una transformación única que les proporcionó la duración indefinida de sus cuerpos. Se dice que su logro, además de a la Gracia Divina, se debe a su peculiar dominio de las técnicas o kriyas que conducen a la perfección final.
Sankaracharya, difusor del Advaita Vedanta
La tradición de estos maestros supremos del yoga nunca ha sido escrita y consiste de una colección de obras inconexas manuscritas sobre hojas de palma, en un tamil tan antiguo como complicado. En opinión del estudioso Zvelebil, para muchos de sus seguidores dichos textos conforman una enseñanza esotérica difícil de desentrañar, mientras que los hindúes ortodoxos los han mirado con recelo por considerar –y no les falta razón- que estos iluminados estaban en contra del sistema de castas y los excesos del culto: “Los siddhas son oscuros porque quieren serlo –afirma Zvelebil-; sus textos son un cofre del tesoro místico cerrado y sólo un siddha-yogui practicante puede revelar su verdadero significado”.
Y sin embargo, como piezas de un puzzle, dichos textos proporcionan claves fundamentales para entender la vida, el yoga, la medicina, la metafísica o la alquimia.

Kumari Kandam: el continente perdido

La tierra en la que vivieron los primeros siddhas hace diez mil años era diferente a la que hoy conocemos. Según el Silappadikaran, una de las cinco epopeyas tamiles, existía allí un inmenso territorio llamado Kumari Nadu, que los investigadores europeos han identificado como perteneciente a Lemuria o Gondawana, plagado de montañas y rico en flora y fauna, que más tarde terminaría sumergido en las profundidades del Océano Índico. El investigador T.W. Holderness ha constatado que las tierras de la India meridional, cuyas rocas son de las más antiguas del mundo, son geológicamente diferentes de las de la llanura del Indo y también de los Himalayas: ellas son cuanto queda de un continente misterioso hoy perdido para siempre.
Las investigaciones geológicas han confirmado que entre el 30000 y el 2700 a.C. tuvieron lugar impactantes cataclismos y corrimientos de tierras. La Lemuria occidental comenzó entonces a hundirse en las aguas y los lemurios se vieron obligados a emigrar hacia Asia, Australia, el valle del Nilo –donde fundarían la civilización egipcia- y hacia la Atlántida. Todas estas culturas tendrían su origen en estas primitivas migraciones, con las que el colosal conocimiento lemur se diseminó y fue perdiendo pureza. La moderna tectónica de placas ha confirmado de este modo lo que para las indólogos del siglo XIX era un simple mito: la existencia de Lemuria, madre de la Atlántida.
Desde otro campo de la ciencia, el profesor Vulliamy, a partir de sus estudios de los fósiles vegetales, ha identificado los distintos períodos geológicos en los últimos 400 millones de años. Se da la circunstancia de que la única parte del mundo que ha existido ininterrumpidamente como tierra desde entonces ha sido la India del Sur, precisamente el enclave de los siddhas, lo que permitió el desarrollo de una cultura de una antigüedad y un desarrollo asombrosos. La antigua literatura tamil escrita por los siddhas recoge este inusitado movimiento de continentes. Con ellos nació una civilización única que ha pervivido hasta hoy: la cultura de los yoga-siddhas. Y en ella también se cita el antiquísimo continente de Kumari Kandam (Lemuria), cuyo epicentro coincidiría con el extremo meridional de la India del Sur. Allí se desarrollaría la cultura más antigua del planeta, la dravídica, donde emergió el kriya yoga de la inmortalidad.
Los drávidas fueron un pueblo arcaico pero portentoso. Su sabiduría ancestral daría lugar con el paso de los milenios a los Vedas. Por lo general solemos considerar a estos últimos como los textos sagrados más antiguos conocidos. Sin embargo, los míticos rishis (videntes) que escribieron los Vedas no inventaban nada, sino que recogieron un conocimiento anterior, el de la civilización shiva-yógica de los drávidas. Los siddhas fueron los hombres perfectos de esa era. ¿Alguien puede pensar que su sabiduría -que más tarde contagiaron a Egipto y México, entre otros- incluiría la ciencia de la inmortalidad si ésta no fuera posible? Los siddhas sabían demasiado, se jugaban demasiado, para permitirse fantasear.

Las enseñanzas siddhas

Según las enseñanzas siddhas, el cuerpo humano es el templo de Dios, la representación a escala de la Inteligencia Suprema, un cuerpo que tiene a su alcance conservar la juventud eternamente mediante las prácticas yógicas que actúan sobre los centros de energía del organismo o chakras.
Gracias también a dichas prácticas es posible desarrollar ocho poderes sobrenaturales o siddhis que Thirumular, uno de los siddhas más ancianos, menciona en su obra Thirumandiram: Anima o el poder de volverse a voluntad tan pequeño como un átomo; Mahima o el poder de crecer ilimitadamente; Karima o poder de volverse pesado; Lahima o poder de tornarse tan ligero como una pluma; Prapthi o la facultad de conocer pasado, presente y futuro y de viajar a cualquier lugar, incluidos planetas y estrellas lejanos; Prahamiyam o agudeza absoluta de la mente y los sentidos; Esathuravam o poder supremo sobre los objetos animados e inanimados del Universo, y Vasithuvam o el poder de gobernar las cosas mediante el pensamiento o la palabra.
Y sin embargo, todos estos logros palidecen frente al gran logro final, el Soruba Samadhi o vida inmortal, que fue definido por el siddha Roma en su Canción de la sabiduría: “¿Cuál es el signo de la liberación verdadera? Que el cuerpo físico brilla con el fuego de la inmortalidad”. En el mismo texto Roma explica que la duración de la vida es inversamente proporcional al ritmo de la respiración. De este modo, instalado en el estado sin respiración, el hombre prolonga su existencia más allá de lo imaginable. Sin embargo, otro de los siddhas afirma que a dicho estado no puede llegarse por la meditación ni recitando mantras, ni por supuesto por las vías devocionales más conocidas.
Los yoga siddhas tamiles subrayaron la importancia de lograr la inmortalidad sobre la Tierra y por ello se les conoció como los yoguis de la perfección divina. La suya fue una carrera contra el tiempo, ya que a fin de lograr la trasmutación final, debían primero preocuparse por prolongar la duración de sus cuerpos, para lo que recurrieron a la medicina. Su investigación metafísica corrió así paralela a sus descubrimientos médicos. El sistema médico creado por estos “perfectos” se remonta al período prevédico y está constituido por un impresionante corpus de conocimientos trasmitido de generación en generación. Según Thirumular, los medios para curar enfermedades conocidos por ellos se agrupaban en hierbas, sales, ácidos, ayunos, arsénico, metales pulverizados por calcinación, extractos o esencias, píldoras de mercurio y, cómo no, la suprema ciencia del yoga.
Entre los métodos para rejuvenecer el cuerpo e inmortalizarlo se mencionan, por su parte, el control de la respiración, la conservación y transmutación de la energía sexual mediante el celibato y el yoga tántrico, el uso de tres sales consolidadas llamadas muppu, el empleo de polvos calcinados a partir de metales y minerales como el mercurio, el oro o la mica, y las drogas elaboradas con hierbas. Los siddhas aunaron así lo espiritual y lo científico y utilizaron sus inmensos poderes yógicos para investigar en el nivel atómico, sin precisar de ninguna tecnología auxiliar. Su concepción de la medicina era más adelantada que la moderna, ya que su ciencia incluía no sólo los trastornos del cuerpo, sino también de la mente (que nosotros no hemos abordado sino en el último siglo) y la inmortalidad física, inconcebible en la actualidad.
Las técnicas yóguicas les permitieron desarrollar amplios conocimientos sobre anatomía y fisiología humanas. Cuando la tensión y el esfuerzo de sus prácticas les ocasionaban enfermedades, se veían obligados a recurrir a la medicina. Por eso fueron tan hábiles en el uso de recursos médicos y encerraron sus fórmulas entre símbolos místicos. Finalmente, sólo un siddha era capaz de comprender a otro. Sin embargo, su secretismo no impidió que con el paso del tiempo su ciencia se consolidase.
Actualmente, más de 500 estudiantes se preparan en el colegio de medicina siddha durante cuatro años antes de alcanzar el grado de doctor, y el Siddha Vaidya es uno de los cuatro sistemas de medicina reconocidos oficialmente en la India, junto al ayurveda, la alopatía y el unani o medicina indígena musulmana.
Fuente: Concha Labarta "Más Allá de la Ciencia"

jueves, 1 de mayo de 2008

Jerarquía Hiperbórea: Siddhas, viryas y pasús.

Según la Sabiduría Hiperbórea, la Jerarquía se establece como sigue:
1- Los Siddhas, viryas y pasu, los tres , poseen cuerpo físico biológico en el ámbito real y concreto del universo material .Aclaración que hacemos porque los siddhas poseen la posibilidad de existir también, sin cuerpo físico biológico, fuera del universo material, posibilidad que no interesa considerar por el momento; por otra parte, al hablar de viryas o siddhas nos referimos a los inmortales hiperbóreos acepción que no debe olvidarse pues las mismas palabras sánscritas se utilizan en la India y el Tibet para designar a yoguis o gurúes adeptos a la sinarquía.
2- En un sentido biológico, al menos, los tres tipos humanos son análogos pudiéndose considerar elementalmente la diferencia entre ellos del modo siguiente: el siddha posee un centro denominado VRIL (es lo que a veces se ha llamado ESPÍRITU , diferente del ALMA, aunque no siempre se habla de lo mismo al usar la palabra espíritu.
3- El virya ha PERDIDO el Vril por la impureza de sangre pero puede recuperarlo experimentando el recuerdo contenido de la MINNE.
4- El pasu jamás ha poseído el Vril y es imposible que pueda obtenerlo a menos que logre "mezclar su sangre" con un siddha inmortal.
5- El siddha es puro desde el punto de vista de la sangre , lo que significa que como ser humano es un hombre despierto a la realidad exterior del universo material de Yaveh-Satanás.
6- El siddha es dueño del TIEMPO y si permanece SITUADO en este universo material es por voluntad propia y solo mientras también permanezca aquí KRISTO-LÚCIFER , es decir hasta que se cumpla el MISTERIO DE LA REDENCIÓN HIPERBÓREA , conocido también como RETORNO AL ORIGEN DORADO . Pero esta ESPERA no transcurre pues la posesión del Vril hace que el siddha sea inmortal como ser humano , no estando sujeto en absoluto a ninguna ley evolucionista ni a ningún determinismo . El Vril implica vivir una TEMPORALIDAD PROPIA no interferible con el tiempo del mundo fenoménico en el que moran los viryas y los pasu . En SU TIEMPO los siddhas viven en colectividad , sincronísticamente entre ellos , y forman parte importante en la raza Hiperbórea.
7- Los viryas pueden "saber" - gnósticamente - de los siddhas gracias a la Minne , pero muchos de ellos al pasar el "recuerdo de sangre" por la red de la razón , en la imposibilidad de comprender la inmortalidad de los siddhas , han concluido erróneamente en que los mismos se reemplazan circularmente con respecto a ellos , tanto en el espacio (es decir en la geometría , por la confusión originada al intentar situar el centro hiperbóreo , THULE , en algún lugar del mapa , y comprobar que ha estado , o está , en muchas partes a la vez) como en el tiempo ( es decir en la historia , por la confusión originada al comprobar que las intervenciones de los siddhas , así como las circunstancias históricas que motivaron estas intervenciones , como los sigghas mismos , se repiten análogamente y empeñarse tercamente en buscarle una "ley cíclica" al devenir).
Esta percepción errónea ha dado lugar a la idea del eterno retorno , idea que se aplica para interpretar tanto a la historia como al destino individual del hombre . Pero hay nuevamente aquí una equívoca comprensión del tiempo , lo que es motivo también de otras innumerables confusiones . Digamos por ahora que es la sangre del virya , su Minne , la que se halla sujeta a una ley circular de eterno retorno , pero ésto es sólo una imagen muy aproximada de una verdad que trataremos de ver más adelante .8-Los viryas son una parte PERDIDA de la raza hiperbórea pero es posible que puedan REGRESAR al seno de la misma , individual o colectivamente (en sentido sincronístico esta palabra) , por intermedio de la aplicación de una de las 7 vías secretas.
9-Pasar de virya a siddha no consiste en una superación o en un ascenso espiritual que es una idea moral basada en el concepto de "pecado y caída" o en el de "culpa" sino la SITUACIÓN del virya . El virya no ha caído SE HA EXTRAVIADO (dormido si se quiere) al perder el Vril y su estado es más bien de CONFUSIÓN que de culpa.
10- Siendo un contenido gnóstico de la sangre el único recurso con que cuenta el virya para recuperar el Vril, se comprende que la "impureza" de sangre es su principal obstáculo . Esta impureza , de origen genético , responsable de la confusión gnóstica que significa ignorar la Minne , se incrementa al incorporar sangre del pasu a la propia herencia cromosomática de manera tal que tras un prolongado proceso de mestizaje puede llegarse a perder toda posibilidad de mutación y retorno.
11- El virya y el pasu , como el siddha , poseen cuerpo físico biológico , pero sujeto al orden espaciotemporal del Universo material . Cuando el estado de confusión es muy grande en poco se diferencia el virya del pasu , dado que las TENDENCIAS ANIMALES -lineales - de éste predominan por sobre el linaje hiperbóreo que representa la Minne sanguínea . Pero cuando en el virya predomina la herencia hiperbórea , la ley evolutiva que rige el encadenamiento material sigue la forma circular del eterno retorno.
12-El pasu es la cepa básica del hombre . Su definición cualitativa elemental es la de un "animal evolutivo provisto de un mecanismo de conducta lógico racional localizado en el sistema cerebro espinal y de un ALMA o mecanismo de conducta emocional superior localizado , en parte , en el sistema nervioso o bioeléctrico.
13- El pasu es absolutamente colectivo , temporal y mortal . Padece una ilusión de existencia individual y cree sobrevivir a la muerte , pero en realidad NO EXISTE más que como representación concreta de arquetipos creados por YAHVEH-SATANAS y proyectados por su voluntad en el orden material de la manifestación panteísta . Allí es sujeto de una ley de evolución lineal que lo lleva a "progresar" y ascender de "reino en reino" y de escala en escala ,como bien les enseña la sinarquía , en una alucinante carrera que lo conduce inexorablemente , luego de enormes "sacrificios" y tras larguísimo tiempo , a descubrir a Dios (YAHVEH-SATANAS) en "todas las cosas" y adorarlo . Esta ilusión concluye con la fagocitación del pasu en la conciencia colectiva del Demiurgo , experiencia nihilista que los pasu denominan NIRVANA o SAMADHI.
14-La denominada TENDENCIA ANIMAL DEL PASU es, entonces , la ley de evolución lineal de la naturaleza panteísta del Demiurgo , encadenada temporalmente con la voluntad de YAHVEH-SATANAS.
15- Por último notemos que el cuerpo físico biológico del pasu es , literalmente , el de un animal antropomorfo solo diferente al del virya o siddha en el sistema circulatorio linfático , pero ésta diferencia no es verificable por medio de la observación concreta directa sino por medio de una de las 7 vías secretas.
16- El alma colectiva o egrégoro , fenómeno propio de las poblaciones animales , es una ley psíquica colectiva PROPIA DE LOS PASU O ANIMALES HOMBRES.
17- La Mística Hiperbórea es la ley formal que vincula a los siddhas , es decir a los superhombres inmortales o divinos hiperbóreos , cuya pureza significa la posesión del Vril , naturaleza extra universal o ESPIRITU INCREADO.
18-El virya está entre ambos . Participa tanto de la naturaleza divina , por la Minne , como de la naturaleza animal , por lo que hay en él de pasu . Pero en esta etapa del Kaly Yuga es que las tendencias del pasu se ven expandidas en todos los ámbitos de la actividad humana por el tremendo impulso satánico (es decir judaísmo) aplicado a la civilización , impulso que vemos orgánicamente representado en la sinarquía , comprobamos la prolifereçación por doquier de muchedumbres y masas psicológicas que encajan en los patrones de conducta colectiva de Le Bon . Y estas masas , a las que corresponde clasificar e influenciar de acuerdo a los principios de la psicología de las muchedumbres, NO ESTAN COMPUESTAS POR SIMPLES PASU, sino que los viryas, en su CONFUSIÓN, responden colectivamente a las tendencias animales del pasu que hay en ellos .
19- Es por esta razón (Nº18) que debe considerarse una relación jerárquica en las dos ideas expuestas en este inciso , tal como afirmamos al comienzo de esta primera conclusión , análoga al enlace jerárquico entre pasu, virya y siddha. Podemos presentar ahora esta relación jerárquica como una categotía estratégica o PRIMERA LEY DE LA ESTRATEGIA PSICOSOCIAL: "En la conducción" colectiva de los viryas, Primero debe controlarse el alma colectiva o egrégoro y Después, solo después que este control se ha obtenido y asegurado , se puede aplicar la Mística Hiperbórea .
20- Debe tenerse presente que, hoy, el virya, cualquier virya, se encuentra confuso de su naturaleza divina, animalado, perdido en el mundo demoníaco del pasu, o tal vez, sirviendo a éstos y a la sinarquía, en abyecta sumisión.
Información extraída de textos de Felipe Moyano.

El proyecto de investigación de los Yoga Siddhas tamiles

Las dificultades básicas (1ª parte)


Por el Dr. T. N. Ganapathy, Ph DDirector del proyecto de investigación de los Yoga Siddhas tamiles.
El artículo siguiente está extraído del libro, “El Yoga del Siddha Tamil Boganathar”, por Dr. Ganapathy
Existen ciertas dificultades básicas que se va a encontrar todo el que escribe acerca de los Siddhas Tamiles. Las dificultades básicas se relacionan con:
1. La definición del término “Siddha”, la clasificación de los Siddhas y su número.
2. La ausencia de ediciones fiables, la forma poética y el lenguaje usado por los Siddhas.
3. El número de siddhis y los puntos de vista acerca de los siddhis.
4. El uso del yoga tántrico como el método de los Siddhas.
5. Identificación de los Siddhas con los alguimistas.
6. La filosofía del cuerpo humano
7. Un recuento biográfico digno de confianza.
Vamos a comentar detalladamente las dificultades mencionadas.

1. Definición y clasificación de los Siddhas.
La dificultad básica del estudio de los Siddhas comienza con el mismo término "Siddha", que tiene diversos y a menudo solapados significado, sin un uso común aceptado. Es un término sánscrito que significa "cumplido". Un Siddha es un “videgdha”, “totalment cocido”, esto es, ser perfecto. Él representa el ideal indio de perfección. Los tamiles se refieren a cuatro tipos de de mukti o liberación. Estos son salokya, el estatus de vivir en el mundo de Dios, samipya, el estatus de estar más cerca de Dios, sarupya, el estatus de conseguir la forma de Dios, y sayujya, el estatus de ser uno con Dios. Los Siddhas son aquellos que han logrado el último tipo de liberación. Los primeros tres tipos de liberación son llamados padamukti por Tirumular, y el último es llamado siddhi. Tirumular dice que uno cuya mente es serena y clara como un océano es un Siddha. En Tamil Nadu es una costumbre entre los Siddhas remontar su origen hasta Siva, quien es llamado tambión un Siddha.
Un Siddha es uno que ha realizado la no dualidad de jiva y Siva. Es aquél que ha realizado a Siva en sí mismo. Es aquél que ha logrado Sivanubhava. Sivanubhava representa el estado de experiencia donde hay no-dualismo o unidad entre el experimentador jiva y Siva, un jiva-Siva-aikya. Hay un dicho tamil, “Sittan pokku, Sivan pokku”, que significa que un Siddha camina o sigue el camino de Siva.
Un Siddha es un yogin. San Tirumular dice que aquellos que viven en yoga y ven al poder y la luz divinos mediante el yoga son los Siddhas. Es un yogin experimentado quien logra la perfección por el método del auto-esfuerzo. Como yogins, los Siddhas han dicho tener el triple control - control de la respiración, control del fluido seminal, es decir, el control de todas las pasiones y el logro de la ausencia de deseo, y el control de la mente. Un Siddha es uno que tenido éxito en estabilizar estos controles en uno mismo y mantiene la ecuanimidad y un sentido de equilibrio.
Un Siddha es aquél que ha logrado siddhi, un poder psíquico especial y sobrenatural, que se dice que es óctuple en la ciencia del yoga.
Los ocho siddhis son:
(1)anima, la habilidad de volverse tan diminuto como un átomo
(2)mahima, la habilidad de expandirse infinítamente
(3)laghima, levitación o la habilidad de flotar a través del aire
(4)garima, la habilidad de alcanzar todas partes
(5)prakamya, libertad de voluntad, o la habilidad de vencer los obstáculos naturales
(6)isitva, la habilidad para crear o controlar
(7)vasitva, dominio sobre toda la creación
(8)kamavasayitva, el don de cumplir los deseos o la habilidad de lograr todo lo que se desea o de lograr el estado de ausencia de deseos.
El término “Siddha” viene de la palabra “siddhi” que significa la experiencia de Siva. Siddhisvara, Dios de los Siddhis, es un nombre de Siva. Siddhis indican si los practicantes de yoga han logrado un estado para alcanzar la meta final, llamada liberación. Es erróneo pensar que los Siddhas eran magos o ascetas desmañados a los que se atribuían poderes supernaturales. Ellos no son ateos o agnósticos, como se cree comúnmente. Ellos creen en Dios, pero no en un Dios de esta o esa religión. Para la mayoría de ellos hay un Dios, un Siva, sin ninguna limitación ni atributo; Siva es gramatical y filosóficamente una concepción impersonal. El nombre real para "Siva" es "Ello" o "Atu" o "Eso" o "Tal". Un Siddha genuino está más allá del ateísmo y de la fe por igual.
Un Siddha es un librepensador y un revolucionario que se niega a ser transportado por ninguna religión o escritura o ritual. Un Siddha tamil dice: “Un Siddha e aquél que ha quemado los sastras”. Esto no es para ser interpretado en el sentido literal sino en el sentido de que para un jnanin, “los Vedas no son los Vedas”. Un Siddha a aquél que ha logrado un estado de realización donde él no está limitado por los requerimientos de los sastras, y donde él ha ido más allá de los Vedas. En esta fase los sastras se convierten en nadería irrelevantes. Siempre existe un abismo entre las palabras y la experiencia que representan. Buscar la iluminación en palabras e ideas es como esperar que la vista de la hoja de un menú alcance y satisfaga el proceso interno de un hombre hambriento. Una descripión no puede nunca transmitir por sí misma la experiencia. Todos los Sastras, Vedas, Puranas, y y las diferentes sectas religiosas vuelven a la humanidad como animales condicionados. La verdad es sentida en la experiencia y no puede ser traducida totalmente en ningún sastra. Como dice una canción Doha: “Mirar a la fruta del árbol no es olfatearla. ¿Se va la enfermedad ante la vista del médico?. Los Siddhas parecían estar en contra de las escrituras, pero su temperamente es devoto. Ellos son "rebeldes píos" dentro del campo de la religión, y como tales, no son ateos. Karai Siddhar establece una distinción entre un Siddha y un no Siddha diciendo que un Siddha señala al camino de la experiencia mientras que un no Siddha señala al camino de la escrituras.
Un Siddha es aquél que disfruta de perfecto gozo incluso mientras está en su cuerpo físico. El cuerpo es tratado por él como el mejor medio de realizar la verdad. Al igual que los ríos sagrados, los templo, las montañas, etc., el cuerpo es un pasaje sagrado hacia la última Realidad. Sivavakkiyar eleva una pertinente cuestión: ¿por qué debemos ir a estos lugares cuando el umbral está en nosotros. Los Siddhas conocen cómo preservar el cuerpo a através de rayos (“mani” en Tamil) ondas de sonido (“mantra”) y medicinas (“marundu” or “ausadha” en Tamil). La técnica de la preservación del cuerpo es llamada kaya sadhana: es un intento de obtener un cuerpo perfecto, llamado Siddha deha. Resumiendo, uno que ha obtenido el poder de desmaterializar y espiritualizar el cuerpo, y conoce cómo transmutar el físico corruptible en la superfísica e incorruptible base de la vida es un Siddha. Un Siddha alcanza y posee un cuerpo eterno espiritual llamado divya-deha, y es uno que finalmente el ciclo kármico y obtiene la liberación del tiempo. Usando la expresión de Mircea Eliade, podemos decir que los Siddhas son aquellos que "entendieron la liberación como la conquista de la inmortalidad".
Un rasgo notable que encontramos entre los Siddhas tamiles es la ausencia total cualquier culto local de la deidad. Ellos no son “henolocoteístas”, creyentes en un Dios local. Ningún Siddha genuino en Tamil Nada, incluido Tirumular, ha cantado en alabanza de cualquier Dios local o deidad personal de Dios. Éste es un rasgo que distingue a los Siddhas de los otros santos, especialmente Alwars y Nayanmars. Podemos decir que el rasgo característico esencia, la diferencia para distinguir una Siddha genuino de un no Siddha es descubrir si él/ella ha cantado en alabanza de cualquier Dios o Deidad local. Según Sivavakkiyar un Siddha no adora ninguna deidad en el templo. Como canta un Baul: “el camino hacia el absoluto está bloqueado por templos, mezquitas y por maestros. El Markendaya Purana dice que el conocedor de yoga no debe participar en peregrinaciones a los templos de los dioses20. Pambatticcittar dice también que aquellos que han construido templos para dioses locales y han ofrecido oraciones son aquellos que no están a los pies del Señor real. Tirumular también refiere que los Siddhas son aquellos que no han intentado el camino de cualquier religión (sectaria). Los Siddhas tamiles no pertenecen a ninguna religión o samayam. “Samayam” en Tamil significa “convención”, “regla”.
Las canciones de los Siddhas no muestran ningún rastro de pensamiento colectivo; ni tampoco hay ahí ninguna sugerencia de predicación; ellos indican sólo la dirección. Uno puede discernir ciertas características comunes entre los Siddhas, que hace distinguirlos por una lado de los "eruditos" poetas por un lado y por otro lado de los poetas religiosos sectarios. Para ser un Siddha, la afiliación sectaria es irrelevante. Su filosofía es la iluminación como diferente de la doctrina; no es un enfoque teórico y formalista hacia los problemas. Los Siddhas tamiles no son constructores de sistemas; toda su técnica es para remover a la gente de sus rutinas intelectuales y su moralidad convencional estéril. Establecieron ante su audiencia un abrasivo, conmovedor mensaje no comprometido exhortándola a verter sus ilusiones, pretensiones y ortodoxias vacías a favor de una intensa, directa y personal confrontación con la verdad. Ellos son los "sin avatar", no conformistas, aspirantes espirituales, anhelando un enfoque directo y natural, y una experiencia más intensa de la verdad absoluta. Ellos rechazaron los valores y el prestigio de las escrituras, que permanecen como el privilgegio de unos pocos en el Hinduismo. Los Siddhas tamiles pueden ser considerados como "sin escrituras" o "sin libros", o la escuela nirgrantha del Hinduismo, ya que ellos están desapegados de cualquier autoridad escritural.
Los Siddhas tamiles pertenecen a una "contra-tradición" no conformistas. Lo que significa "contra-tradición" no es "que se opone a tradición", sino "la tradición que se opone". Los Siddhas desafiaron muchas de las creencia y prácticas aceptadas del pensamiento y la sociedad hindú. Denunciaron la adoración ritual de los ídolos y la solicitud de oraciones como ataduras reteniendo la liberación del alama. Su lenguja era tan inconvencional como lo fueron sus vidas. Esto condujo a muchas gente a pensar que los Siddhas tamiles eran budistas disfrazados, ya que el Budismo critica también vehementemente las doctrinas de los hindús.
Para los Siddhas, la afiliación sectaria es más bien innecesaria e irrelevante. Aun así es costrumbre clasificar a los Siddhas en los grupos anteriores. El Hatha-Yoga Pradipika, un texto clásico sobre hatha yoga, contiene una lista de Maha-Siddhas comenzando con Adinatha28. Adinatha es el místico nombre de Siva. Los Siddhas pertenecientes a la escuela de Adinatha son llamados Natha Siddhas. Son conocidos como kan-phatta, porque han atravesado los cartílagos de sus orejas con un pesado anillo, conocido darsana, que por su peso han cortado largas hendiduras en los lóbulos de las orejas. Gautama Buddha tenía esta marca en él. Los Natha Siddhas originados en el Norte de la India y su literatura contiene un número de textos de hatha yoga, de los cuales los más famosos son el Hatha Yoga Pradipika, el Gheranda Samhita y el Siva Samhita. Ellos tuvieron el sobrenombre de Natha añadido a sus propios nombres. El término “Natha” en su sentido teológico está restringido a un preceptor Saiva, igual que el apellido gosain está confinado a los maestros de la fe Vaishnava. En conexión con esto sería interesante notar que el término “Natha” se deriva de la palabra del lenguaje Pracrit “Nattha”, significando el anillo de la nariz que se usa para controlar a un animal. Este término probablemente haya sido adoptado por los Siddhas para referirse a aquél que ha controlado su mente a través del yoga.
El concepto de sacrificio está conectado con este número, y el “dieciocho” parece ser el equivalente simbólico al hombre como sacrificio. Según la mitología china existen dieciocho lohans (arhats). Desde el punto de vista de la alquimia dieciocho es un número importante. En el Rasesvara Darsana se comentan dieciocho formas de elaboración del mercurio o dieciocho forma de tratar rápidamente a la plata. En el Ramayana la guerra tuvo lugar durante dieciocho días: y hay dieciocho Agamas, dieciocho consonantes, etc. Existe otro punto de vista sobre que el número dieciocho puede referirse también a los "dieciocho" mundos del ser humano ordinario - los seis órganos de lo sentidos, los objetos de los seis órganos de los sentidos y las seis formas de consciencia del ojo, oído, nariza, lengua, cuerpo y mente. Los Siddhas son aquellos que han ido más allá, trascendiendo los dieciocho mundos de los hombres ordinarios. Por tanto son mencionados aquí como los "dieciocho Siddhas", es decir, personas que han conquistado los "dieciocho mundos". En la medicina Siddha el número dieciocho tienen un lugar especial. Macchamunmi dice que hay dieciocho hierbas importantes. En el kundalini yoga “dieciocho” es un número significativo; kundalini tras alcanzar sahasrara tiene que cruzar aún a través de dieciocho mahavidyas. Estos son dieciocho centros sutiles que rodean la región de sahasrara, para finalmente unirse con Siva, en un acto conocido como maithuna yoga. En el Sattaimuni Jnanam el Siddha se refiere a las "dieciocho" letras que son parte y parcela de valai, es decir, la kundalini sakti. En su obra Padinen Siddhar Yogakkovai Parayanappa, Yogi Ramaiah dice que el número "dieciocho" representa dieciocho aspectos diferentes del yoga, aunque no los ha explicado. Él dice también que de los ochenta y cuatro Siddhas, los más importantes son dieciocho, y por tanto esta tradición de yoga es llamada Padinen Yoga Siddha Tradition. Todas estas evidencias internas de Siddha yoga y de medicina han sido tomadas para demostrar que "dieciocho" en los "dieciocho Siddhas tamiles" no se refiere al número de Siddhas (porque los Siddhas son innumerables), sino a los logros de un Siddha. Pero parece que para el autor ese número de "dieciocho" se refiere a los dieciocho siddhis. Resumiendo, el número "dieciocho" es un número sagrado entre los Siddhas tamiles. Éste es un verso que dice que los Siddhas conocen dieciocho lenguajes. Aquí lenguaje significa "siddhi".

Copyright. Babaji's Kriya Yoga and Publications. Diciembre 2001

martes, 15 de abril de 2008

Siddhas: Alkimistas Espirituales

Un Siddha es un Alkimista Espiritual, un Ser Divino, que trabaja y transforma a la materia (el cuerpo) en Oro Rojo (El Androgeno-El Espíritu Divino).
* * *
Una imagen para reflexionar...

Mensaje de Sddh_Odt:


Despierta el Espíritu, virya...

No permitas que este infierno, con sus tentaciones

destruyan, deformen y denigren tu Sangre.

Explora tu Interior

y descubre un Mundo

DENTRO de ti.

Se Libre.

lunes, 31 de marzo de 2008

Grandes A-Thanos

Un siddha es un Ser que ha alcanzado el estado Siddhi (término hindú), es decir, "el poder, destreza, fuerza, habilidad", un tipo especial de poder psíquico y sobrenatural, milagroso: el Poder Oculto.
Los Siddhas son Poderosos Espíritus de Fuego que vivieron encarnados hace milenios y siguen viviendo, en distintos momentos. Ellos están más allá de las cosas mundanas. Más allá de los entresijos de Matrix.
Ellos sólo buscan el logro de su misión a través de los medios adecuados para llegar al Hombre. Son alquimistas, expertos en venenos y medicina milenaria.
Se dice que pueden caminar sobre el agua, volar por el aire; entrar en un cuerpo muerto y darle vida; se dice también que pueden enterrarse bajo tierra o sumergirse bajo el agua durante años sin fallecer el cuerpo.
Pero más importante aún es que son inventores de medicamentos que los seres humanos no pueden ni siquiera imaginar para llegar a comprender los distintos beneficios que aporta su medicina divina.
Ellos saben la combinación perfecta para hacer la vida de ahorro de los medicamentos que podrían haber sido hechos a partir de plantas altamente venenosas. Por esta razón, también crean los venenos.

Entre sus habilidades más poderosas, se encuentran:

Anima (disminución) - Potencia de convertirse en el tamaño de un átomo y entrar en el más pequeño de los seres. Mahima (illimitability) - Potencia de convertirse en poderosos y co-extenderse con el universo. Su creciente poder no tiene límite.
Lagima (ligereza) - Capacidad de ser ligeros por muy grande que sea su tamaño que les permita traspasar cualquier obstáculo material.Prapthi (cumplimiento de los deseos) - La capacidad de entrar en todos los mundos del Creador, en todos los Matrix. Es el poder de lograr todo lo que desea.
Prakasysm (irresistible voluntad) - Potencia entrar en otros planos y de ir al cielo –Shambhala- (En este caso, como atacantes si son Hiperbóreos Leales) y disfrutar de lo que todo el mundo aspira a ser, simplemente, de donde permanece, porque en la Realidad, ellos SON.
Isithavam (supremacía) - Tiene el poder creador demiúrgico y el control sobre el Sol, la Luna y los elementos.
Vasithavam (dominio de los elementos) - El poder de control sobre todo el ser vivo. El poder de cambiar el curso de la naturaleza y en el supuesto de cualquier forma. El poder de la transformación y la mutación.

Todos los Siddhas, sea cual sea su condición, son Grandes Espíritus. Ellos han alcanzado el estado de Siddha (transmutación/de Thanos a A-thanos –mortal/inmortal-) para hacer las cosas que la gente común no puede hacer.

viernes, 28 de marzo de 2008

Los Otros Siddhas... La aventura de los primeros inmortales hindúes.

Hace más de 10.000 años, en la India...
Hace mucho tiempo, cuando la Tierra tenía otra fisonomía, los primeros inmortales de la India, los siddhas, diseñaron una ciencia, el kriya yoga, y un método para permanecer eternamente jóvenes: el Kaya Kalpa o arte del rejuvenecimiento. Estos maestros irrepetibles, pertenecientes a la mítica Lemuria, encarnaron un viejo sueño de la humanidad –la superación de la muerte- que para ellos se convirtió en realidad.

Los textos hindúes conocidos como Shiva Puranas afirman que desde tiempos inmemoriales el señor Shiva, la deidad suprema de todos los yoguis, permanece meditando en la cúspide del monte Kailas (Tíbet). Él es el padre de los siddhas, el origen de un linaje que comienza hace millones de años con la iniciación de la esposa de Shiva, Shakti, en los misterios del kriya kundalini pranayama o “ciencia de la maestría en la respiración”. La leyenda de los poderosos siddhas comenzó así del modo más sencillo: respirando.
Con el paso del tiempo Shiva habría de trasmitir su arte a los yoguis Agastyar, Nandi Devar y Thirumular, quienes a su vez iniciarían a otros más, hasta completar el número de dieciocho. Porque según las tradiciones tamiles del sur de la India, 18 fueron las personas que lograron la perfección de sus cinco cuerpos: espiritual, intelectual, mental, vital y físico. En última instancia, la ciencia dominada por estos yoga siddhas o maestros perfectos no era otra que la llamada Kaya Kalpa o ciencia del rejuvenecimiento físico, en la que se utilizaban, además de la respiración, los preparados de hierbas y sales minerales.
Ellos fueron los primeros en la historia de la humanidad dispuestos a retar a la muerte, y, presumiblemente, también los únicos que la vencieron.
El paradigma inmortalista
La filosofía inmortalista de los dieciocho siddhas no sólo ha producido grandes logros individuales, sino que ha alimentado la cultura tamil de la India meridional durante milenios. Hoy, en nuestro mundo desgarrado, cobra especial importancia prestar atención a las propuestas de estos hombres, que coincidían con Babaji –uno de los inmortales, tal vez el más activo en nuestros días- en afirmar: “Todos los países son mi patria, todas las razas mi familia, unidad en la diversidad”.
Lo cierto es que aunque los siddhas pertenecen al pasado, su presencia sigue viva. Hace más de medio siglo, la teósofa Annie Besant, en su libro Los Maestros, afirmaba que ellos “contribuyen al progreso del mundo de innumerables maneras. Desde la esfera más alta derraman luz y vida...”. No sería extraño que lo hicieran, ya que mientras permanecieron en el mundo como mortales los siddhas jamás le dieron la espalda; por el contrario, trabajaron anónimamente para su evolución, realizando importantes aportaciones en medicina, gramática, filosofía o alquimia.
El paradigma mortalista, en el que nos hallamos inmersos, fue superado por hombres de hace diez mil años, criaturas cuya odisea no tiene parangón. Tras experimentar la unión (yoga) con Dios y habiendo alcanzado la Realidad Última en el plano espiritual, los siddhas protagonizaron una transformación única que les proporcionó la duración indefinida de sus cuerpos. Se dice que su logro, además de a la Gracia Divina, se debe a su peculiar dominio de las técnicas o kriyas que conducen a la perfección final.
Sankaracharya, difusor del Advaita Vedanta
La tradición de estos maestros supremos del yoga nunca ha sido escrita y consiste de una colección de obras inconexas manuscritas sobre hojas de palma, en un tamil tan antiguo como complicado. En opinión del estudioso Zvelebil, para muchos de sus seguidores dichos textos conforman una enseñanza esotérica difícil de desentrañar, mientras que los hindúes ortodoxos los han mirado con recelo por considerar –y no les falta razón- que estos iluminados estaban en contra del sistema de castas y los excesos del culto: “Los siddhas son oscuros porque quieren serlo –afirma Zvelebil-; sus textos son un cofre del tesoro místico cerrado y sólo un siddha-yogui practicante puede revelar su verdadero significado”.
Y sin embargo, como piezas de un puzzle, dichos textos proporcionan claves fundamentales para entender la vida, el yoga, la medicina, la metafísica o la alquimia.
Kumari Kandam: el continente perdido
La tierra en la que vivieron los primeros siddhas hace diez mil años era diferente a la que hoy conocemos. Según el Silappadikaran, una de las cinco epopeyas tamiles, existía allí un inmenso territorio llamado Kumari Nadu, que los investigadores europeos han identificado como perteneciente a Lemuria o Gondawana, plagado de montañas y rico en flora y fauna, que más tarde terminaría sumergido en las profundidades del Océano Índico. El investigador T.W. Holderness ha constatado que las tierras de la India meridional, cuyas rocas son de las más antiguas del mundo, son geológicamente diferentes de las de la llanura del Indo y también de los Himalayas: ellas son cuanto queda de un continente misterioso hoy perdido para siempre.
Las investigaciones geológicas han confirmado que entre el 30000 y el 2700 a.C. tuvieron lugar impactantes cataclismos y corrimientos de tierras. La Lemuria occidental comenzó entonces a hundirse en las aguas y los lemurios se vieron obligados a emigrar hacia Asia, Australia, el valle del Nilo –donde fundarían la civilización egipcia- y hacia la Atlántida. Todas estas culturas tendrían su origen en estas primitivas migraciones, con las que el colosal conocimiento lemur se diseminó y fue perdiendo pureza. La moderna tectónica de placas ha confirmado de este modo lo que para las indólogos del siglo XIX era un simple mito: la existencia de Lemuria, madre de la Atlántida.
Desde otro campo de la ciencia, el profesor Vulliamy, a partir de sus estudios de los fósiles vegetales, ha identificado los distintos períodos geológicos en los últimos 400 millones de años. Se da la circunstancia de que la única parte del mundo que ha existido ininterrumpidamente como tierra desde entonces ha sido la India del Sur, precisamente el enclave de los siddhas, lo que permitió el desarrollo de una cultura de una antigüedad y un desarrollo asombrosos. La antigua literatura tamil escrita por los siddhas recoge este inusitado movimiento de continentes. Con ellos nació una civilización única que ha pervivido hasta hoy: la cultura de los yoga-siddhas. Y en ella también se cita el antiquísimo continente de Kumari Kandam (Lemuria), cuyo epicentro coincidiría con el extremo meridional de la India del Sur. Allí se desarrollaría la cultura más antigua del planeta, la dravídica, donde emergió el kriya yoga de la inmortalidad.
Los drávidas fueron un pueblo arcaico pero portentoso. Su sabiduría ancestral daría lugar con el paso de los milenios a los Vedas. Por lo general solemos considerar a estos últimos como los textos sagrados más antiguos conocidos. Sin embargo, los míticos rishis (videntes) que escribieron los Vedas no inventaban nada, sino que recogieron un conocimiento anterior, el de la civilización shiva-yógica de los drávidas. Los siddhas fueron los hombres perfectos de esa era. ¿Alguien puede pensar que su sabiduría -que más tarde contagiaron a Egipto y México, entre otros- incluiría la ciencia de la inmortalidad si ésta no fuera posible? Los siddhas sabían demasiado, se jugaban demasiado, para permitirse fantasear.
Las enseñanzas siddhas
Según las enseñanzas siddhas, el cuerpo humano es el templo de Dios, la representación a escala de la Inteligencia Suprema, un cuerpo que tiene a su alcance conservar la juventud eternamente mediante las prácticas yógicas que actúan sobre los centros de energía del organismo o chakras.
Gracias también a dichas prácticas es posible desarrollar ocho poderes sobrenaturales o siddhis que Thirumular, uno de los siddhas más ancianos, menciona en su obra Thirumandiram: Anima o el poder de volverse a voluntad tan pequeño como un átomo; Mahima o el poder de crecer ilimitadamente; Karima o poder de volverse pesado; Lahima o poder de tornarse tan ligero como una pluma; Prapthi o la facultad de conocer pasado, presente y futuro y de viajar a cualquier lugar, incluidos planetas y estrellas lejanos; Prahamiyam o agudeza absoluta de la mente y los sentidos; Esathuravam o poder supremo sobre los objetos animados e inanimados del Universo, y Vasithuvam o el poder de gobernar las cosas mediante el pensamiento o la palabra.
Y sin embargo, todos estos logros palidecen frente al gran logro final, el Soruba Samadhi o vida inmortal, que fue definido por el siddha Roma en su Canción de la sabiduría: “¿Cuál es el signo de la liberación verdadera? Que el cuerpo físico brilla con el fuego de la inmortalidad”. En el mismo texto Roma explica que la duración de la vida es inversamente proporcional al ritmo de la respiración. De este modo, instalado en el estado sin respiración, el hombre prolonga su existencia más allá de lo imaginable. Sin embargo, otro de los siddhas afirma que a dicho estado no puede llegarse por la meditación ni recitando mantras, ni por supuesto por las vías devocionales más conocidas.
Los yoga siddhas tamiles subrayaron la importancia de lograr la inmortalidad sobre la Tierra y por ello se les conoció como los yoguis de la perfección divina. La suya fue una carrera contra el tiempo, ya que a fin de lograr la trasmutación final, debían primero preocuparse por prolongar la duración de sus cuerpos, para lo que recurrieron a la medicina. Su investigación metafísica corrió así paralela a sus descubrimientos médicos. El sistema médico creado por estos “perfectos” se remonta al período prevédico y está constituido por un impresionante corpus de conocimientos trasmitido de generación en generación. Según Thirumular, los medios para curar enfermedades conocidos por ellos se agrupaban en hierbas, sales, ácidos, ayunos, arsénico, metales pulverizados por calcinación, extractos o esencias, píldoras de mercurio y, cómo no, la suprema ciencia del yoga.
Entre los métodos para rejuvenecer el cuerpo e inmortalizarlo se mencionan, por su parte, el control de la respiración, la conservación y transmutación de la energía sexual mediante el celibato y el yoga tántrico, el uso de tres sales consolidadas llamadas muppu, el empleo de polvos calcinados a partir de metales y minerales como el mercurio, el oro o la mica, y las drogas elaboradas con hierbas. Los siddhas aunaron así lo espiritual y lo científico y utilizaron sus inmensos poderes yógicos para investigar en el nivel atómico, sin precisar de ninguna tecnología auxiliar. Su concepción de la medicina era más adelantada que la moderna, ya que su ciencia incluía no sólo los trastornos del cuerpo, sino también de la mente (que nosotros no hemos abordado sino en el último siglo) y la inmortalidad física, inconcebible en la actualidad.
Las técnicas yóguicas les permitieron desarrollar amplios conocimientos sobre anatomía y fisiología humanas. Cuando la tensión y el esfuerzo de sus prácticas les ocasionaban enfermedades, se veían obligados a recurrir a la medicina. Por eso fueron tan hábiles en el uso de recursos médicos y encerraron sus fórmulas entre símbolos místicos. Finalmente, sólo un siddha era capaz de comprender a otro. Sin embargo, su secretismo no impidió que con el paso del tiempo su ciencia se consolidase.

Fuente: Concha Labarta
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